El móvil ha cambiado el amor, el sexo y la libido

Ene 4, 2021 | Psicología

Ni las relaciones personales, ni las familiares, ni el sexo, ni siquiera el amor son lo que eran antes de que los seres humanos viviéramos hiperconectados a las redes a través de nuestros móviles y tabletas. El psicoanalista clínico y profesor de la UOC José Ramón Ubieto lo analiza en su nuevo libro Del padre al iPad (ediciones NED), toda una invitación a reflexionar.

-La figura del padre tradicional también desaparece: la red sustituye su función.

El patriarcado está en crisis y no hay que lamentarse por ello. Su verticalidad y sus privilegios no eran gratis. Las mujeres y los niños lo pagaban con su subordinación y con abusos. Eso ha dado paso a otras versiones del padre más respetuosas y también a una mayor horizontalidad en los vínculos. La red, como paradigma de esa novedad, ha sustituido parte de las funciones de socialización, aprendizaje, iniciación sexual…

-Pero la familia sigue siendo valorada como un refugio…

La familia sobrevive porque todos necesitamos que alguien concreto –no anónimo ni global– espere algo de nosotros, tenga un deseo particular por lo que hacemos o conseguiremos. Los likes pueden excitarnos puntualmente y hacernos soñar, pero para vivir y amar hacen falta lazos sólidos.

-¿Por qué la socialización analógica es mejor que la digital?

Porque la presencia es necesaria para crear vínculos que permitan a niños y adolescentes cumplir con su deseo de hacerse mayores. Sin el cuerpo a cuerpo , el cara a cara, no es posible generar valores como el compromiso, la responsabilidad o la solidaridad.

-Vamos, que el móvil ha cambiado el amor y el sexo.

Toda erótica es hija de su época y por eso en la historia hay versiones del amor tan diferentes como el amor cortés, el romanticismo o el actual sexo digital. La diferencia más notable es que hoy tenemos la ilusión de que podríamos equiparar sexo y amor degradando los vínculos a una práctica sin palabras. Por eso hoy es más subversivo una declaración de amor que un desnudo. Porque el amor –impensable sin el sentimiento de estar en falta– necesita palabras para hacerlo existir.

-¿Qué problema hay en que nuestros deseos puedan colmarse de forma instantánea?

Pues que el deseo por definición se alimenta de lo que no tenemos y no hay objeto que lo agote. Cuando queremos saciarlo con un objeto detrás de otro, ocurre que el mismo deseo se revuelve y nos devuelve la insatisfacción para seguir vivo. Un deseo colmado es un deseo muerto.

-“Estamos menos solitarios pero no menos solos.”

Vivimos en medio de la multitud, virtual y real, en conexión non stop, sin los límites espacio-temporales, pero eso no nos ahorra la soledad, que a veces puede resultar dramática –cuando el otro no está como acompañante-. Otras, en cambio, es una soledad necesaria para reconciliarnos con nosotros mismos y dar un lugar al pensamiento y la invención, que siempre requieren de cierto silencio y de un vacío donde producir novedades.

Equiparamos sexo y amor degradando los vínculos a una práctica sin palabra. Por eso es más subversivo una declaración de amor que un desnudo”

-¿Por qué hoy nos vemos atrapados por el móvil?

La clave del smartphone es que reúne la voz y la mirada en un objeto portátil, lo bastante reducido como para llevarlo pegado al cuerpo. Son ya una prótesis. Los contenidos importan, pero importa más el tamaño, que quepa en el bolsillo y se hibride con el cuerpo. Por eso quitarlos es vivido a veces como una mutilación.

-Si como adultos no podemos controlarnos, ¿cómo vamos a convencer a nuestros hijos?

Los sermones sirven de poco. Cada cual, como adulto, tiene que revisar “sus conexiones” y si quieren transmitir a sus hijos que no todo empieza y acaba en los gadgets, si bien esos dispositivos son útiles y placenteros cuando se saben guardar las distancias.

-Construimos un Otro digital, un otro yo de nosotros mismos en las redes, ¿nos perjudica?

El Otro digital es un interlocutor nuevo y no es ningún demonio. Más del 50% de las parejas hoy se gestan en apps de citas. Para muchos adolescentes, ese Otro les permite vínculos que sin él difícilmente tendrían a causa de su situación personal (enfermedades, inhibiciones, aislamiento). La cosa es no absolutizarlo y no renunciar a la presencia.

-¿Instagram está creando un ‘voyeurismo universal’?

No se trata solo –que también- de voyeurismo, hay una búsqueda de reconocimiento en esa escena a través de la mirada de los otros. Con la dictadura de lo visible, hay que ir con cuidado.

Extracto de entrevista a José Ramón Ubieto en La Vanguardia :

https://www.lavanguardia.com/vivo/20191110/471444602044/pareja-sexo-familia-movil-ipad-libro-ubieto.html

Contacta con nosotros

Notas relacionadas

NO SÉ QUIÉN SOY

NO SÉ QUIÉN SOY

«Vivimos en una época en que los ideales han caído en desuso, en la que vale más la imagen que la palabra y en la que se nos propone que podamos reinventarnos todas las veces que la sociedad de consumo nos lo exija, aún a costa de extraviar en el camino» ¿Quién soy?...

¿Vivimos en una cultura del exceso?

¿Vivimos en una cultura del exceso?

Las únicas leyes que parecen actuar son las propias de un mundo en el que todo se convierte en mercancía. Si tuviéramos que dar una definición de lo más característico del momento actual de la civilización occidental, podríamos decir, sin equivocarnos demasiado, que...